Hace pocos meses tuve oportunidad de ir a comer a Ceviche 103, uno de los mejores restaurantes peruanos de Barcelona. Su equipo joven, los platos de Roberto Sihuay, el descaro de la estética chicha que inunda el local, el descubrimiento del pisco sour con el que empezó la comida, todo lo que aquel día aprendí del Perú a través de su gastronomía me impresionó tanto que intenté por todos los medios conseguir este libro, un resumen de lo más destacado de la cultura culinaria peruana editado brillantemente por el equipo de prensa y comunicación del restaurante.
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Desde entonces he intentado seguir los pasos de Roberto y su equipo en el Ceviche 103 porque estoy convencida de que el entusiasmo con el que nos presentan su cocina es su mejor arma de venta – arma de futuro, según Adrià y Acurio-, pronóstico seguro de éxito fulgurante en un momento en que la vanguardia creativa española está perdiendo el rumbo, se ha tornado cansina, ha perdido fuelle. La frescura de un buen ceviche, sus sabores cítricos, picantes, explosivos, son los que marcan el carácter de esta generación peruana que ha venido para quedarse, fusionar o fundir- según se prefiera- lo mejor de ahí con lo quede de bueno de aquí. El reconocimiento al Pakta ( factoría Adrià), como ejemplo más obvio, no hubiera sido posible sin la ayuda imprescindible del mestizaje culinario nikkei sobre los restos del naufragio de una vanguardia que agoniza y busca impulsos fuera de sus fronteras.
Y es que de mezcolanzas sabe mucho el peruano que ha combinado papas andinas con técnicas japonesas, arroz chino y aceite de oliva extremeño, quesos italianos con sazones africanas. Una imposible gama de productos conviviendo en ollas, tiraditos y sopas, no sé si con naturalidad o desvergüenza. Dime cómo comes y te diré…..
De vuelta al libro, pues, no les contaré las 103 lecciones con las que uno puede sumergirse en la cultura peruana del pollo asado los domingos, la pesca de los niños que acaban fileteando pescado como quien le da al balón, de las bondades de la leche de tigre para resucitar los cadáveres que dejó el pisco la noche anterior, de ajís, rocotos y demás picantonas sabidurías, del olor a choclo, de la muchas bondades de la quinoa y de las muchas causas, con o sin papas, pendientes que tiene el Perú con sus vecinos de América y más allá….
Sólo avanzarles que, a las 103 lecciones, este libro incluye, además, las recetas imprescindibles de la gastronomía peruana, al menos, las que usted y yo podremos llegar a probar un día, porque me imagino que, y esto es lo estimulante de la cocina de este enorme país, lo mejor está aún por descubrir. Con todo, les dejo en este link la receta del imprescindible Ceviche de Corvina que nos enseñó a hacer el propio Roberto Sihuay en la master class que impartió en una de las ediciones de Palo
Alto.
Y no se olviden de leer las lecciones con una Inka Cola en la mano y su disco de cumbia favorito a todo volumen. No sirve para hacer buenos ceviches, pero le ameniza el trabajo y le da a conocer al vecindario:)