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Biografía

CASTAÑAS GALLEGAS. PREPARANDO LOS MAGOSTOS.

 

Las castañas son uno de los productos más genuinamente gallegos, está intrínsicamente ligado a sus creencias y  forma parte de  su paisaje.  Desde los tiempos de las colonizaciones llevadas a cabo por los monjes benedictinos de Celanova en las tierras de A Limia, Verín y Ramarás en las que se introduce al mismo tiempo el cultivo de la vid y del souto o castaño, allá por el S. X y XI, y, por supuesto, antes de la llegada de la patata, los campesinos gallegos las comían  cocidas en los típicos potes o las transformaban en harina. Aún hoy en día, en zonas de montaña como Los Ancares, los habitantes de las pallozas las utilizan en su dieta habitual, secas, es decir, pilongas, o frescas.

Este es un alimento amparado por la Denominación Geográfica Protegida “Castaña de Galicia”. No en vano, desde el XIX, escritores viajeros y gastrónomos  como Alejandro Dumas ya reconocía su excelente calidad, además de ser un fruto cargado de simbolismos y significación para la población autóctona. Las castañas presiden los Magostos (fiesta de celebración de la castaña)  en cualquier municipio de Galicia el Día de Todos los Santos. A través de esta  pequeña ofrenda a los muertos, se celebra, paradójicamente, la vida. El tiempo deviene circular, la línea que nos separa del más allá se torna ese día más difusa a través de un de fuego purificador, castañas y vino nuevo. Los Magostos más populares son los  de Barbantes- Estación en Ourense, en Ribadavia donde las castañas se acompañan de chorizos y vino de Ribeiro el 11 de noviembre, el Magosto de Folgoso do Laurel (Lugo) el segundo domingo de noviembre, los de Quiroga (Lugo) donde se bebe el vino de Ribeira Sacra para acompañar la cena campestre, el de Chantada, el de Valedoras, en Cabanas (A Coruña) donde se reparten además arenques y pan de trigo, el Magosto de Lavandeira (A Coruña), el ritual de la Parroquia da Barqueira (A Coruña) y por último el de Salcedo (Pontevedra) y Vigo. Toda una demostración de auténtica cultural popular para los amantes de los festejos con raíces ancestrales.

La castaña es, además, una fuente de ingresos económicos para la comunidad. Más de 10 millones de kg. de la producción nacional son de procedencia gallega. Muchos de los purés de castañas, crema de castañas, castañas en almíbar, castañas en alcohol y marron glacé que se comercializan tienen como materia prima el fruto del árbol gallego. Árbol, que dicho sea de paso, se localizan principalmente en las provincias de Lugo y Orense, en las localidades de Celanova, Cartelle, Tribes, Barco de Valedora, Quiroga, la zona de Verín- Ríos y Vega de Bollo.

Este fruto tan otoñal, de tamaño variable (entre los 5 y los 24gr.) escondido en su caparazón de púas, cae espontáneamente del árbol y se recolecta manualmente en un plazo máximo de 48h. tras la caída o vareando el árbol. Se guardan en recipientes donde estén perfectamente aireados para que conserven todo su frescor, su perfecto color marrón  y sabor dulce. Puede optarse por el secado al sol o la congelación. De cualquier modo resulta sabroso este pequeño fruto del souto, un bocado que cayó del árbol para regocijo de vivos y muertos.

Inés Butrón, fragmento de Ruta Gastronómica por Galicia. Salsa Books. 2009

 


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Por Ines Butrón
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