Estas bandejas me pierden. Me las miro de todos lados, como buscando la mejor manera de asaltarlas, de lanzarles el cucharón y atacarlas por el flanco más débil. Tienen algo de infantil, de casero hasta la médula, de plato sencillo y suculento y, a la vez, enormemente creativo, pues puedes incorporar en él todo cuanto se te ocurra y lo que urja pulir de la nevera.
En esta ocasión teníamos una morcilla de Burgos con algo de arroz que había quedado en una bandeja después de comernos el resto, un poco de carne picada de ternera, champiñones y salsa harissa, una salsa tunecina hecha a base de pimientos y especias con un toque picante que utilizo a menudo. Con estas cuatro cosas básicas, más una buena bechamel hemos confeccionado esta plata de macarrones para toda la familia. Un plato sin complicaciones ni pretensiones, pero que, en cambio, ha resultado de los más exquisito. No es un ragú al uso, evidentemente, pero queríamos cambiar un poco nuestra habitual forma de comernos los macarrones ( la receta aquí) y, como siempre, aprovechar lo que teníamos en la despensa. Al fin y al cabo, en la cocina ha de primar la libertad y el sabor. A por ello!
Ingredientes para 4 personas:
200 gr. de macarrones
150 gr. de ternera picada
100 gr. de morcilla de Burgos de arroz o cebolla
Una cebolla
Un diente de ajo
5 champiñones
2 cucharadas soperas de tomate frito
Una cucharada de café de salsa Harissa ( opcional)
Tomillo fresco
Sal, pimienta blanca, nuez moscada, aceite de oliva virgen extra
Leche
Harina
Mantequilla
queso Gouda curado
Preparación:
Hierve los macarrones con agua abundante y sal procura dejarlos al dente. Mientras tanto, en una sartén con aceite de oliva rehoga la cebolla y el ajo bien picados, añade luego los champiñones y deja hacer hasta que pierdan el agua. Rehoga entonces la carne picada y la morcilla de Burgos desmigada. Sazona con cuidado porque la salsa harissa y la morcilla de Burgos ya están especiados, añade el tomillo fresco, el tomate frito y la salsa harissa si quieres que tenga un punto picante. Reserva este ragú.
Para la bechamel, hemos preparado el clásico roux de mantequilla y harina, hemos vertido la leche caliente hasta que se ha ido formando la bechamel y la hemos condimentado con sal, pimienta blanca y nuez moscada.
Con todo listo, precalienta el horno a 180º, introduce la bandeja de los macarrones con todo su ragú bien mezclado y la bechamel por encima. Espolvorea con el queso que más te guste ( yo lo hice con un Gouda bien maduro y sabroso) y espera unos 20 minutos a que esté gratinado.